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  • LA ENTREVISTA. Por Pilar Maurell

    “A las mujeres nos han enseñado a no darnos validez”

    A lo largo de tres ciclos menstruales, Erika Irusta escribe desde y con su cuerpo. Un cuerpo vulnerable y por fin desnudo que ha logrado quitarse el traje de mujer “esa construcción cruel”, con que la vistieron. Diario de un cuerpo es un libro sincero, íntimo y, a veces, brutal, que acaba por fin con el tabú del ciclo menstrual.

    > El ciclo menstrual afecta a toda la población pero sigue siendo un tabú. Es sintomático que seas una de las pocas expertas que hay en Europa sobre esta realidad.

    -Es curioso, sobre todo cuando la lógica nos dice que deberíamos haberlo resuelto ya hace muchos años. Solo se habla del ciclo menstrual desde el punto de vista médico, y las farmacéuticas invierten más dinero en cómo eliminar el ciclo menstrual o sus efectos que en cómo vivir con algo que es propio de un cuerpo. A todo ello, debemos recordar que hay otro gran tabú que tiene que ver también con el cuerpo femenino y es el de la maternidad o, en este caso, el de la no maternidad.

    > Pero sí que hay una demanda de información.

    -La demanda existe y después de seis años trabajando y haciendo pedagogía de verdad, veo que cada vez más mujeres se atreven a cuestionarse su ciclicidad, los cambios hormonales, y cómo les afectan. Nos pasa a todas, pero nos avergonzamos de ello porque creemos que nos ocurre solo a nosotras, y eso es así porque no se habla abiertamente, de manera explícita. Una de las razones que me han llevado a escribir Diario de un cuerpo en primera persona y durante tres ciclos menstruales es porque creo que, desde la experiencia de mi propio cuerpo, podía comunicar mejor. Y eso es algo que hago en todos mis proyectos y también en los textos que escribo en El Camino Rubí. Al cabo del día recibo unos 30 o 40 correos electrónicos siempre con el mismo mensaje: “Pensaba que me había vuelto loca y que eso solo me ocurría a mí”.
    A las mujeres nos cuesta mucho creernos a nosotras mismas, porque nos han enseñado a no darnos validez. A veces digo que mi trabajo es el de validar lo que una mujer ya siente.

    > Criticas el proceso de intelectualización del ciclo menstrual, también a través del enfoque científico.

    -Las mujeres siempre nos hemos tenido que vincular a la cabeza porque el cuerpo de la mujer en nuestra cultura occidental se ha asemejado a la materia, a lo sucio, mientras que el del hombre era lo espiritual. Y cuanto más racionalizamos las cosas más fuera quedamos de la experiencia corporal, porque bajar al cuerpo da mucho miedo. Además, a las mujeres siempre nos han explicado el cuerpo otros y hay muchas enfermedades que nos afectan y que aún se desconocen porque quienes investigan son hombres (o adoptan un enfoque masculino patriarcal).

    > Has denunciado en numerosas ocasiones que la feminidad es una cuestión cultural cruel.

    -El traje de mujer, que es la parte cultural, es una construcción cruel. Y el ciclo menstrual, tal y como se lee culturalmente, tiene que ver con este traje de mujer. No es lo mismo que menstrúe yo a que le dé por menstruar al de la patronal.

    > Las madres han tenido un papel importante en ese traje de mujer que criticas.

    -Para llegar a la raíz del asunto debemos conocer el sistema por el que nuestras madres, como transmisoras de cultura, nos han enseñado a ponernos este traje que es tan complicado de quitar. ¿Qué les pasó para vestirnos con él? No lo construyeron para jodernos la vida, sino para protegernos de un mundo hostil con nuestros cuerpos. Y saber cómo una ha sido vestida y por qué es la mejor manera de poder quitarse ese traje y quedarse en pelotas. Me parece escandaloso el número de mujeres que sufren cuando menstrúan.

    > Un tema que se repite en el libro es la vergüenza y la culpa por la no maternidad. Otro de los grandes tabús.

    -En el traje de mujer va el de mamá. ¿Se puede ser mujer y no madre? En nuestra sociedad, el ciclo menstrual solo se lee desde la reproducción, pero ¿qué pasa con las que no queremos ser madres o estamos en esa ambivalencia? Además, ¿hemos pensado en lo que supone traer otro animalito al mundo? Yo vengo de una infancia maltratada y ahora necesito espacio para mí. Pero ¿cómo vivir nuestra edad adulta sin la boya que supone tener una criatura?

    > Comentas que el proceso de escritura ha resultado terapéutico.

    -Escribiendo me di cuenta de que tenía que ir a terapia para confirmar que había sido una niña maltratada, algo que no me había planteado nunca porque era cuestionar el amor de mis padres. La escritura me ha salvado la vida. Haber sido un bichito maltratado hace que vivas con estrés postraumático toda la vida, y vivo la escritura como una forma de ver de dónde me viene toda esta rabia.

    > Una rabia que dirigiste hacia tu propio cuerpo y que te condujo a la anorexia.

    -Tengo toda una historia de malos tratos hacia mí misma. Con la anorexia fue diferente, quería convertirme en cisne. La anorexia es un dedo que señala que vivimos en una sociedad jodidamente hipócrita en la que se dice que lo importante es que te gustes y eso es mentira. El problema no es el discurso, sino cómo nos comportamos.

    > ¿Cómo habitar de nuevo tu cuerpo, en paz?

    -Voy respetándome y tratando de cuidarme todo lo que mi mente y mi cultura me permiten, porque es ir contra el mundo. Primero tienes que darte cuenta de que eres un cuerpo, y eso jode y pica mucho. Pero es la única forma que conozco de sentirte bien en tu cuerpo sin estar anestesiada comprando ropa, viendo la tele, saliendo de noche y bebiendo hasta caerte.

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